jueves, 29 de marzo de 2007

Las apariencias engañan

Joan salió de la casa con prisa, para hacer el último trámite antes de partir a Londres, ciudad que lo acogería al menos por un par de años, donde tenía planificado estudiar inglés y perfeccionarse en el arte de la tipografía. La despedida sería esa misma noche en casa, claro, había que hacerle al menos una cena y un brindis de buena suerte. Pero a eso de las diez de la noche, Joan aún no aparecía, lo cual me extrañó más cuando escuchaba su movil sonar una y otra vez y veía su mochila con todas sus pertenencias intacta sobre el sofá. Dónde había ido, no lo sé, pero su ausencia en aquella última noche, comenzó a preocuparme.

A eso de las once pm., suena el timbre, es Joan. Le abro la puerta y pasa directamente, con una expresión de extremo nerviosismo al salón. Cuando me ve a los ojos comienza a llorar como un niño, casi ahogándose con su propio llanto. Yo lo abrazo, mientras intenta calmarse para soltar las primeras palabras del episodio más desafortunado de sus últimos meses (Y eso que no estamos hablando de un tío afortunado en la vida).

Y procedió a contarme "Iba por el paseo San Joan, corriendo hacia la agencia de alquileres que ya estaba por cerrar, cuando un policía me dice -Alto!, me encañona con una pistola, me arroja al suelo y me dice -Dónde está el arma!, -qué arma! -le respondo muy nervioso desde el suelo- -si en mi vida he tocado una pistola! -ahá! -replica- -eso significa que vas a tener problemas. Dónde la arrojaste!! -Que no tengo ninguna arma. En ese entonces comienzan a rodearme policías de la guardia civil, la guardia urbana y civiles. Yo acojonado en el suelo, mientras el poli me hace levantarme. Lo civiles comienzan a interrogarme con la arrogancia y desprecio con que solo se trata a un delincuente. -Por qué corrías! de qué escapabas! -me preguntaba el detective- Y yo temblando le contesté -Porque iba a la agencia a cobrar una fianza. Mañana parto a Londres y llevaba prisa. Y me dicen, -Claro, llevabas prisa después de atracar el súper, verdad? El súper de la esquina acaba de ser atracado por un sujeto con tus mismas características. Pelo largo, gorra azul, y jersey negro. -Yo en silencio sin comprender lo que me estaba sucediendo. Luego comienzan a revisarme todo, mi cartera, todos mis bolsillos, hasta que dan con un fajo de billetes. -Y esto, qué es! -Me preguntan, como si hubieran encontrado la prueba máxima-. -Es la pasta que me dio mi abuela para el viaje. Le repito que mañana parto a Londres. -Ahá, así que la pasta de la abuela. El tema es que me tuvieron en la mitad de la calle, rodeado, por más de dos horas. Me habían confundido con el asaltante de un súper y todo coincidía. Mi prisa, mi gorra azul, mi jersey negro y una buena suma de pasta: todo calzaba con la descripción de la testigo. Finalmente, me tomaron una fotografía instantánea de mi rostro y luego de unos minutos se la enseñaron a la víctima del atraco. Esta dijo que yo no era el asaltante. La policía llamó a mi abuela para preguntarle si tenía un nieto llamado Joan, si éste partiría mañana de viaje y si ella me había dado pasta. Mi abuela confirmó la información y me soltaron. Yo solo les dije -Me quedo tranquilo con una disculpa. Y uno de ellos se disculpó mientras el otro intentaba explicarse."

Entre sollozos Joan concluyó su historia y yo sorprendida no lograba comprender cómo solo por sospecha te pueden encañonar con un arma y arrojarte al suelo. Insólito, no? quién paga ese daño psicológico de verte reducido a un ser miserable? a un delincuente? Nadie. "Es el procedimiento", según explicaba el policía.

Con Joan concluimos que su mala suerte esa tarde había traspasado los límites, porque iba vestido exactamente como el ladrón, corriendo como un delincuente y con una buena suma de pasta en su poder. Y es que cuidado! porque en Barcelona no se puede correr! ya que implica estar huyendo de algo y eso es muy sospechoso. Y cuidado! que las apariencias engañan!

Esta historia es completamente real. Sucedió la tarde del 27 de marzo en esta ciudad. Y afortunadamente Joan pudo viajar a Londres.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues desde luego vaya mal trago... Siento lo de tu amigo Joan, es sin duda la máxima expresión de estar en el lugar equivocado en el momento equivocado. La verdad es que el trato de la Policía me da algo de repelús, porque eres inocente hasta que se demuestre lo contrario, por lo tanto tratarte ya como culpable es una conducta bastante reprochable...

Will dijo...

QUe fuerte lo de Joan, Pon uno mas a cuando pases la lista de habituales

Ana García Ordóñez dijo...

Hola guapa, gracias por los comentarios en mi blog... es cierto que todas las monedas tienen dos caras... siento que tu no estes comoda, pero yo ya te digo de momento genial y divina de la died!! Espero sacar un poco de tiempo para releerte, tu blog pinta de miedo, genial el del día del chapus con tu profe, seguro que querrías muchas más cosas que andar sin gafas!! yo me muero de la verguenza fijo!!

jajajjaja

muakisssssssssssssssss

Lucy in the sky with diamonds dijo...

Buenas! Primera vez que entro a tu blog y me gustó.
Con relación a post, creo que en esas situaciones hay que tratar de recordar cuando pasó lo contrario. Cuando estábamos de un lado (sobre todo negativo) de la moneda y terminamos en la otra cora por estar en situación y momentos indicados.
Saludos
Lucy.-

Ana García Ordóñez dijo...

Bueno hoy con mas tiempo empiezo a leer tu blog... muy fuerte lo de Joan, menudo mal-trago!! Aunque la conducta de la policía pueda parecer un poco extrema, pensemos por un momento, que tu amigo podría haber sido el delicuente y que este llevaba un arma... con el mundo como está no les queda más remedio que tomar todas las precauciones del mundo. A ver si en Londres tiene más suerte!!

Muakisssssssss

Unknown dijo...

qué bajón. pobre joan de tener que pasar por esa situación :(

Rodolfo dijo...

Es verdad que cuando corres o andas actuando extraño los guardias, policias y demases te miran como un delincuente, por lo menos aqui en chile.